Como sé que a más de uno nos preocupa la pronta caída de nuestro cabello, ahí va este post, que arrojo cual boomerang, pues sus letras me han devuelto la esperanza de lucir cabellera durante mucho tiempo hasta a mí...
El otro día estuve en la peluquería (creo que algunos ya conocéis más de una historia de mi peluquero... el Genial Fica, personaje patrio de barrio donde los haya...) y fruto de mi relajada conversación con mi estilista –palabra archirrepelente que no puedo dejar de nombrar aquí- salió el tema de la calvicie. Sí, amigos, esa calvicie que creemos irremediable en nuestras vidas, que planea sobre nuestras cabezas como si de un buitre carroñero se tratara... Pero si he de ser sincero, el peluquero me aclaró las ideas y relajó bastante mi viejo anhelo de lucir gorra Naik o Ribuk a la última moda, como si de un metrosexual se tratara. ¡Y de que manera!
Para empezar me advirtió de algunas de las causas por las que nuestro pelo se cae: muelas picadas, hernias de hiato, problemas estomacales, nervios constantes, ansiedad, estrés (una de las peores). Por todas estas razones nuestro cabello decide perderse por las tuberías de nuestro lavabo; lo que me recuerda un texto de Julio Cortázar titulado “Pérdida y recuperación del pelo” y que, de paso, me atrevo a aconsejaros su lectura... ¡Graaaande JR Bizarro!.
De todos modos, tampoco tenemos porque alarmarnos cuando, al peinarnos, veamos como un número X de pelos se pierde entre nuestros dedos y otro número Y de otros tantos se quedan adheridos en el peine (aferrados como un muchacho cualquiera a su cubata de güisqui y croca-clola). Esto, como digo, no es preocupante porque, según me especificó el susodicho Fica, perdemos entre 50 y 75 pelos al cabo del día por distintas razones. Si ves que empiezas a contar los que has perdido, por ejemplo hoy, y te salen 76, vuelve a contarlos o échate a temblar...
En todo caso, y aún cuando creamos que nos estamos quedando semicalvos, el peluquero me aconsejó una cosa: rápate. Un buen lijazo -como él mismo definió- a tiempo es mejor que lucir el resto de nuestras vidas la gorra Naik o Ribuk.
Por último me gustaría destacar el abusivo uso de la gomina... Esa masilla viscosa, blanca y pegajosa que todos nos preguntamos de que cohones estará hecha; como las golosinas, que están bien buenas y ni Dios sabe su verdadera procedencia... Pero a lo que iba, a la gomina. En este caso, el Fica fue contundente: “si te crees que todo lo que nos ponemos no va a tener sus consecuencias, vas apañao”. Es decir al igual que el alcohol -líquido enriquecedor de mentes que todos sabemos perjudicial, pero que jamás dejaremos de saborear- la gomina nos va comiendo poco a poco nuestra raíz (hígado en el caso alcohólico). Esa pequeña semilla perdida entre nuestra piel y que resulta fundamental para que podamos lucir nuestra melena al viento.
En fin, esto era todo. Espero que os llegue este boomerang escrito y que de paso os pronunciéis al respecto.
El otro día estuve en la peluquería (creo que algunos ya conocéis más de una historia de mi peluquero... el Genial Fica, personaje patrio de barrio donde los haya...) y fruto de mi relajada conversación con mi estilista –palabra archirrepelente que no puedo dejar de nombrar aquí- salió el tema de la calvicie. Sí, amigos, esa calvicie que creemos irremediable en nuestras vidas, que planea sobre nuestras cabezas como si de un buitre carroñero se tratara... Pero si he de ser sincero, el peluquero me aclaró las ideas y relajó bastante mi viejo anhelo de lucir gorra Naik o Ribuk a la última moda, como si de un metrosexual se tratara. ¡Y de que manera!
Para empezar me advirtió de algunas de las causas por las que nuestro pelo se cae: muelas picadas, hernias de hiato, problemas estomacales, nervios constantes, ansiedad, estrés (una de las peores). Por todas estas razones nuestro cabello decide perderse por las tuberías de nuestro lavabo; lo que me recuerda un texto de Julio Cortázar titulado “Pérdida y recuperación del pelo” y que, de paso, me atrevo a aconsejaros su lectura... ¡Graaaande JR Bizarro!.
De todos modos, tampoco tenemos porque alarmarnos cuando, al peinarnos, veamos como un número X de pelos se pierde entre nuestros dedos y otro número Y de otros tantos se quedan adheridos en el peine (aferrados como un muchacho cualquiera a su cubata de güisqui y croca-clola). Esto, como digo, no es preocupante porque, según me especificó el susodicho Fica, perdemos entre 50 y 75 pelos al cabo del día por distintas razones. Si ves que empiezas a contar los que has perdido, por ejemplo hoy, y te salen 76, vuelve a contarlos o échate a temblar...
En todo caso, y aún cuando creamos que nos estamos quedando semicalvos, el peluquero me aconsejó una cosa: rápate. Un buen lijazo -como él mismo definió- a tiempo es mejor que lucir el resto de nuestras vidas la gorra Naik o Ribuk.
Por último me gustaría destacar el abusivo uso de la gomina... Esa masilla viscosa, blanca y pegajosa que todos nos preguntamos de que cohones estará hecha; como las golosinas, que están bien buenas y ni Dios sabe su verdadera procedencia... Pero a lo que iba, a la gomina. En este caso, el Fica fue contundente: “si te crees que todo lo que nos ponemos no va a tener sus consecuencias, vas apañao”. Es decir al igual que el alcohol -líquido enriquecedor de mentes que todos sabemos perjudicial, pero que jamás dejaremos de saborear- la gomina nos va comiendo poco a poco nuestra raíz (hígado en el caso alcohólico). Esa pequeña semilla perdida entre nuestra piel y que resulta fundamental para que podamos lucir nuestra melena al viento.
En fin, esto era todo. Espero que os llegue este boomerang escrito y que de paso os pronunciéis al respecto.
6 comentarios:
Gran post. Sin duda, la calvicie comenzó hace unos pocos años a hacer estragos en nuestra generación. Por el momento (y toco madera) ese "buitre carroñero" no ha planeado sobre la mía testa, pero lo que es cierto es que siempre te quedas con la misma expresión facial de duda-horror cuando ves tus pelos deslizarse por el lavabo. Si hasta parece que, mientras se escurren por el desagüe, esos pelos gritan a sus compañeros: "¡¡¡Aguantad, muchachos!!!"
Todo un drama.
Al comentario del Señor vcdsgfd mejor no contesto... no por nada, sino porque me parece inapropiado utilizar ese tono casi enojado y con tanto numerito...jaja.
En cuanto a ti, Bizarro, es cierto que cuando se van perdiendo por el desagüe sabes que algo de ti también se está perdiendo, algo de tu ser se escapa...jeje.
Saludos!
Por alusiones os digo que lo mejor que puede pasar con la calvicie es que llegue lo más tarde posible. Yo rezo porque me llegue la calvicie total después de los 40 (jajajaja, qué iluso)y después rapado al uno.
Solidaridad con los calvos¡¡¡
Lo más tarde posible, dice.. jajaja!!
Basi, todos sabemos que eres (medio) calvo desde los 15 años. Reconócelo. No pasa nada. Es un problema más. Unos padecen ovismo y tú, alopecia pronunciada.
Pd: Grande el Fica.
Coño con el Rubben, pues no tira al cuello ni ná!! Yo de tí me defendería basilio pc... A todo esto me pregunto: ¿Dónde coño para el Robe, otro de los grandes implicados en este suculento debate? jeje.
Juas, Rubén. Asumo mi alopecia, pero hay formas de estar calvo y grados. Yo estoy aún en un grado 2 o 3, hay otros (como un colega vuestro de cuyo nombre no me acuerdo) que con 20 tacos están en el nivel 8.
Seguiré luchando para aguantar siendo medio calvo: No a la gomina.
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